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lunes, 31 de marzo de 2014

Por qué cayó Adolfo Suarez (II)

¿ETA cobra en dólares o en rublos?



Adolfo Suárez pensaba que “ETA era una maquinaria que cada equis tiempo alguien engrasaba para desestabilizar el país y tener en jaque al Gobierno”. En su momento ya advirtió que “me iré del Gobierno-decía- sin saber si ETA cobra en rublos o en dólares”.
 
De entre los episodios sobre el papel de ETA como banda marioneta de Washington en el cambio de régimen que narra el libro de Pilar Urbano, uno de los más llamativos es el secuestro del diputado de UCD Javier Rupérez por parte de ETA en 1979. Ocurre ya después de la entronización del rey Juan Carlos, bendecida por EEUU y el resto de potencias tras comprobar, en la crisis del Sáhara, que no supone ningún peligro para ellos como jefe de Estado. Pilar Urbano da luz a la famosa duda con la que se despidió Adolfo Suárez: “me voy sin saber si ETA cobra en rublos o en dólares”.
 
Ezkerra, agente triple mal averiguado
Ezkerra entró en ETA tras robar una multicopista en un seminario, un cursillo rápido sobre armas y explosivos y poco más. “El PNV necesitaba derivar hacia ETA a sus crías  violentas, y les fabricó un dirigente en cursillos intensivos”, afirma Pilar Urbano. Los quinientos cachorros de las juventudes del PNV (EGI) que llevaba detrás le permitieron jugar un papel dirigente desde el primer momento de su ingreso en abril de 1972. Su  trayectoria hasta su detención en septiembre del 75 fue una ristra de operaciones frustradas, la mayoría mediados por chivatazos a la policía, y una masacre en la cafetería Rolando en 1975. El juicio interno en ETA acabó con la división de ETA en ETA-m (dirigida por Argala) y ETA-pm (dirigida por Ezkerra). No era la primera vez. Ezkerra había ya dividido ETA para imponer la ejecución de Carrero Blanco. "También en esa ocasión, ETA actuó con un cerebro prestado y un interés inducido."

Tras la Ley de Amnistía Total de 1977 Ezkerra se instaló en Donosti como editor de libros de arte e historia vasca. Algún padrino estadounidense le consiguió una avanzada imprenta computerizada que, en aquellos tiempos, no estaba en ningún complejo editorial. Fundó un conglomerado abertzale escindido de Euskadiko Ezkerra y en noviembre y diciembre de 1979 actuó como “experto político” para los interrogatorios a Javier Rupérez, diputado de UCD secuestrado por ETA en un chalé de Ávila.

Los interrogatorios tenían, aparte de buscar puntos débiles de Adolfo Suárez, un fin principal: averiguar su postura ante la OTAN. Grababan los interrogatorios primero en un casete y, luego, con una cámara de ocho milímetros.

El propio Rupérez relataría como el principal interrogador tenía un nivel cultural mayor que sus compinches, “sus manos blancas, cortas, gruesas, suaves –escribió después-; no de trabajador manual de la clase obrera vasca.”

Ni la política internacional ni la OTAN eran temas que interesasen tanto a ETA como para montar un secuestro y aguantarlo un mes. Rupérez no era ni un alto cargo público ni un empresario rico ni un personaje famoso, era un simple diputado de UCD.

El interés por él venía de que era embajador y acababa de dejar la jefatura del gabinete del ministro de Exteriores para ocupar el puesto de secretario de Relaciones Internacionales de la UCD. Adolfo Suárez había sido reelegido como Presidente del Gobierno tras pilotar la reforma interna con los Pactos de la Moncloa, pero era hermético respecto la política exterior, “ni con el ministro del ramo, Marcelino Oreja, compartía su proyecto. De modo que tratar de averiguarlo por la vía de Rupérez era un recurso tan ingenioso, tan inteligente, que a ETA sola no se le pudo ocurrir”.

Efectivamente, en 1979 “la URSS acababa de invadir Afganistán y EEUU necesitaba, en respuesta, ampliar el pacto Atlántico… era la hora de que España pidiera la entrada en la OTAN. Pero Adolfo Suárez no hacía un gesto, no movía un músculo.” En plena Guerra Fría, Suárez era reacio al ingreso en la OTAN; tenía excelentes relaciones con los dirigentes de países no Alineados, desde Castro a Gadafi o Yasir Arafat; estableció relaciones diplomáticas plenas con la URSS y fortaleció sus lazos comerciales con Francia entorno a defensa.

Los “fontaneros” de la Casa Blanca estaban más que inquietos. La inexistencia de un móvil económico o político para el secuestro, la presencia de Ezkerra en los interrogatorios y el tema de los interrogatorios no dejan lugar a dudas: “también en esa ocasión, ETA actuó con un cerebro prestado y un interés inducido.”

¿Para qué querían horas de grabación de interrogatorios si no es para rendir un servicio o vender la información a un tercero?

Adolfo Suárez pensaba que “ETA era una maquinaria que cada equis tiempo alguien engrasaba para desestabilizar el país y tener en jaque al Gobierno. ¿Cuándo? Cuando interesaba a otros. ¿Quiénes? Otros, arriba y al margen de la organización terrorista, que a fin de cuentas era… una banda marioneta. Me iré del Gobierno -decía- sin saber si ETA cobra en rublos o en dólares”

Fuente: DeVerdadDigital


domingo, 30 de marzo de 2014

Por qué cayó Adolfo Suárez (I)

Las huellas de la Alianza Atlántica en el 23-F.

A finales de la década de los 70 y comienzos de la de los 80, Estados Unidos veía con preocupación las intenciones del presidente español, Adolfo Suárez de mantenerse al margen de la guerra fría y no tomar partido por ninguno de los dos bloques en conflicto.
 
Las aspiraciones soberanistas de Suárez chocaban de lleno con los deseos de Washington de ver a España plenamente integrada en la OTAN y contar de este modo, con una posición geoestratégica clave, en el tablero de ajedrez de la guerra fría.
 
Además, en esos momentos, la oposición popular a la anticomunista Alianza Atlántica era enorme en toda España, igual que en la mayor parte de los países de Europa occidental.

 
Por todo esto, la CIA llegó a considerar el golpe de Estado como la mejor opción para forzar la entrada de España en la OTAN. Una entrada deseada también por la cúpula militar, pues con ella, los presupuestos públicos destinados al ejército aumentarían de forma vertiginosa, del mismo modo que las ayudas económicas internacionales para la “modernización” del mismo.
 
Con tal propósito en mente, Estados Unidos nombró como embajador, al ultraderechista Terence Todman que ya había jugado un papel activo en los golpes de Estado de Pinochet, en Chile, y de Videla, en Argentina.
 
Pero sin duda, la prueba más evidente del interés yanqui, en el golpe de Estado, la encontramos en una publicación de la época, llamada Transnational Security, elaborada y distribuida por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y que, según palabras de la propia publicación “No se envía necesariamente a petición, ni se buscan suscripciones. Se envía a dirigentes políticos y cuidadosamente seleccionados, altos ejecutivos… que son conscientes de la necesidad de resistir la permanente ofensiva soviética…” (pág. 207, Calderón).
 
Según una investigación del propio CESID (servicios de inteligencia español), el objetivo de Transnational Security era “crear la imagen, en esos momentos delicados por los que atravesaba España, de que el Centro estaba dominado por un grupo progresista, (…) que pretendía facilitar la conquista de España por el comunismo internacional” (pág. 207, Calderón). Una versión muy alejado de la realidad (recordemos que Adolfo Suárez desempeñó una activo papel durante el franquismo), pero muy útil para demonizar (en unos tiempos de auténtica paranoia antisoviética) a un gobierno que no quería plegarse a los intereses de una potencia extranjera.
 
Fue concretamente en el número de febrero de Transnational Security (anterior, por lo tanto, al golpe de estado), donde, tras hacer un análisis totalmente negativo de la situación política y económica de España, haciendo (¡cómo no!) especial hincapié en la amenaza que constituía el "terrorismo", propone, entre otras cosas, la solución “a la turca”, en referencia al golpe de Estado de Turquía, en el que, las investigaciones de Daniel Ganser han demostrado que la OTAN desempeñó un papel crucial.
 
Brian Crozier, responsable de la publicación (según las explicaciones dadas por Washington al CESID) y destacado colaborador de la CIA, que tenía estrechas relaciones con otros servicios secretos occidentales como el alemán, el suizo, el francés o el inglés (como indicaba la prestigiosa publicación alemana  “Der Spiegel”, en su número del 18 de septiembre de 1982), mantuvo conversaciones en Madrid, con destacados militares y civiles de mentalidad abiertamente reaccionaria, con anterioridad al 23-F, en las que probablemente les expondría las “preocupaciones” que ya había expresado por escrito en Transnational Security.
 
Tras el 23-F, la publicación de la CIA haría una valoración muy positiva de lo sucedido aquel día y daba un aviso para “navegantes”: “La demostración de fuerza efectuada por la Guardia Civil en Madrid y por las fuerzas locales en Valencia, el 23 de febrero, no puede ser ninguna sorpresa para los lectores de nuestro último artículo. Debe ser, sin embargo, considerada más como una dramática protesta contra la incapacidad del gobierno que como un golpe de Estado fallido. Aunque el rey Juan Carlos actuando rectamente se disoció del mismo, puede aún considerarlo necesario para usar la fuerza por sí mismo” (pág. 209, Calderón).
 
Fuera como fuese y tras el 23-F, con Adolfo Suárez fuera de combate (un mes antes había presentado su dimisión), todas las grandes opciones políticas, excepto el PCE, utilizando como altavoces los principales medios de comunicación, emprendieron una demagógica campaña propagandística, en la que se presentaba la entrada de España en la OTAN, como la única solución posible para poner punto y final a la triste tradición golpista de la historia española. Una campaña que pasaba por alto, intencionadamente, la solución que pocos años antes habían intentado Suárez y Gutiérrez Mellado, y que, al contrario que la entrada de España en la OTAN, no suponía la supeditación a los intereses de potencias extranjeras abiertamente imperialistas y anticomunistas. Una solución que era tan simple como la Reforma Militar.
 
Si analizamos el 23-F, tan sólo, como el intento de una cúpula militar reaccionaria por hacerse con el poder, podríamos concluir que el golpe de Estado fue todo un fracaso, pero si lo analizamos como un método de intimidación a la clase política y a la ciudadanía española, planificado por esa misma cúpula militar (al frente de la cual se encontraría Juan Carlos de Borbón), en concierto con la Alianza Atlántica, el 23-F fue todo un éxito.
 
Fuentes bibliográficas: “Algo más que el 23-F”, Javier Calderón y Florentino Ruiz, La Esfera de los Libros S.L., Madrid (2004).
Un artículo elaborado por el blog ANTIMPERIALISTA.
 
 
Nonius451: desde aquí un tributo a Adolfo Suárez. Un hombre que pasará con mayúsculas a la historia de España.

sábado, 29 de marzo de 2014

De cuando los empresarios veían a Suárez como un “falangista de izquierdas”

Fuente: Tribulaciones Metapolíticas

http://especiales.tiempodehoy.com/30aniversario/files/2012/06/portada-suarez.jpg
Revista Tiempo, 13 de abril de 1987
 
Tiempo: “¿Se puede construir un partido con un programa que está contra los estadounidenses, la banca y el resto de los poderes fácticos?”
 
Suárez: “Yo no estoy contra todo; lo que no estoy es de rodillas ante nadie. Ni ante la banca ni ante los americanos. Llevar a la práctica los principios de la libertad, la igualdad y la solidaridad que figuran en nuestra Constitución implica, muchas veces, enfrentarse con sectores poderosos (…) Creo que los intereses estratégicos de Estados Unidos, apoyados desde las bases instaladas en territorio español, pueden ser contrarios a nuestros propios intereses (…) Mi idea es que la bipolarización existente debe ser sustituida por otros focos de poder. Europa debe asumir un protagonismo que histórica, cultural y militarmente le corresponde
 
(Entrevista completa: http://especiales.tiempodehoy.com/30aniversario/suarez-rompe-su-silencio/)
http://www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/5c0/23e/93a/5c023e93a33b1ba9a67170235cbf76ec.jpg?mtime=1395696655

De cuando los empresarios veían a Suárez como un “izquierdista falangista”

Fuente
http://canariasvladi.blogspot.com.es/2014/03/de-cuando-los-empresarios-veian-suarez.html
Contaba hace algún tiempo el empresario Celso García, conocido por ser el fundador de unos grandes almacenes de la calle Serrano, una anécdota deliciosa. En una ocasión, al principio de la Transición, fue a visitar a Suárezal palacio de la Moncloa, y allí estuvo durante bastante tiempo esperando a que saliera de su despacho el presidente del Gobierno. Pasaban los minutos y seguía esperando. Hasta que en un momento vio que quien abandonaba la sala era el canciller alemán Willy Brandt. Unos segundos después, quien dejaba su despacho era Adolfo Suárez, que al ver al empresario le dijo:
– ¿Has visto quién ha salido?
– Sí,– respondió Celso García.
–Pues yo soy más socialdemócrata que él, –le espetó Suárez*.
Con estos antecedentes, no es de extrañar que los empresarios le pusieran la proa al presidente del Gobierno casi desde el primer día.
Y es que la estrategia de acoso y derribo contra Suárez tuvo varios frentes: la extrema derecha que buscaba la involución política; el terrorismo etarra con decenas de asesinatos cada año; su propio partido (con Herrero de Miñóncomo el jefe de los jóvenes turcos que querían asaltar el poder del sultán) o la durísima oposición parlamentaria que ejerció el PSOE. Pero también tuvo que resistir una presión mucho más sutil –aunque efectiva– que practicaron los empresarios de la CEOE contra el expresidente, a quien consideraban un “izquierdista”, como le llegó a calificar Max Mazín, el fundador de una de las patronales madrileñas en los albores de la democracia. Sin duda, porque la élite empresarial había apostado por Manuel Fraga como sucesor de ese cadáver político que por entonces era ya Arias Navarro.
Reunión en el restaurante Mariscal
Como se sabe, el elegido por el rey fue Suárez, pero ya unos días antes de su elección en la célebre terna (“Estoy en disposición de ofrecer al rey lo que me ha pedido”, dijo Torcuato Fernández-Miranda tras incluir su nombre en la lista) un grupo de notables reunido en torno a la Agrupación Empresarial Independiente (AEI) se había reunido con Fraga en el restaurante Mariscal, de la calle Ayala, de Madrid. El grupo lo formaron diez empresarios (el propioMazínJosé MeliáCelso García o Eduardo Bueno), que a la vista de la voladura de los sindicatos verticales querían conectar con la derecha política, por entonces encarnada en la figura de Fraga.
Aquel encuentro se celebró el 21 de junio de 1976, días antes del nombramiento de Suárez, quien recibió el encargo de presidir el Gobierno el 3 de julio. Sólo dos días después, y ya con Suárez en la Moncloa, el interlocutor de los empresarios fue el exministro Silva Muñoz. Y, finalmente, unos días más tarde, la reunión fue con José María Gil Robles, el histórico jefe de la CEDA durante la Segunda República.
El perfil político de los interlocutores que tuvo en aquellos días uno de los antecedentes históricos de CEOE refleja la posición ideológica de algunos empresarios de aquellos días, entre los que se encontraba el incombustibleJosé Antonio Segurado. El empresario José Melía, incluso, llegó a quejarse en público de la actitud del ministro de Relaciones Sindicales de Suárez,Enrique de la Mata. Melía acusó al Gobierno de ser “tolerante con CCOO y UGT y excesivamente crítico con los empresarios”.
El hecho de que Suárez no fuera bien visto por élite de la patronal explica que desde Moncloa se favoreciera la implantación de la Confederación Empresarial Española (CEE) como representante de los empresarios ante la Organización Sindical. Y su líder no era otro que el marchante de arte Agustín Rodríguez Sahagún, pariente muy lejano de Adolfo Suárez pero que llegó al Gobierno de la mano de Fernando Abril-Martorell, con quien había negociado con anterioridad. Félix Mansilla, uno de los históricos líderes de la CEOE, llegó a decir del exalcalde de Madrid: “Todos pensábamos que Agustín era un infiltrado del Gobierno y la banca”.
Las malas relaciones con Ferrer
No lo era. Pero lo que era cierto es que las relaciones del Gobierno que salió de las elecciones del 15 de junio de 1977 con la recién constituida CEOE eran malas tirando a muy malas. Suárez nunca tragó a Ferrer Salat, y tampoco su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo, quien en sus Memorias habla de él como un arribista, un pretencioso burgués catalán: “Su éxito grande animó en él una ambición política, y me atrevo a pensar que desde ella empezó a ver a los gobiernos de UCD como unos competidores a los que convenía batir y, por tanto, como unos adversarios”, escribió el expresidente del Gobierno, poco dado a excesos dialécticos.
Ferrer Salat no tenía mejor opinión de Suárez. En la CEOE decían que se expresaba con la retórica del “izquierdismo falangista”. En palabras del presidente de los empresarios, “la formación de Adolfo Suárez era falangista y él se consideraba a la izquierda del partido socialista”. Incluso se llegó a acusar de “cobardía moral” al gabinete porque se achicaba ante las presiones de los sindicatos y oposición marxista (el PSOE todavía no había abandonado sus señas de identidad clásicas). El empresario Max Mazín, en la misma línea, decía que “la política socialdemócrata del gobierno se debía al complejo falangista” (sic).
¿Y por qué tanta animadversión? En el memorial de agravios de la patronal se encontraba grabado a fuego un año: 1978, cuando entró en vigor el nuevo IRPF diseñado por el equipo económico de Suárez. A los responsables de Hacienda (Fuentes Quintana y Fernández Ordóñez) no se les ocurrió otra cosa que publicar la lista de los mayores contribuyentes. O acaudalados, como se prefiera. Y tras conocerse aquel listado (75 españoles declararon unas rentas superiores a 1.000 millones de pesetas), los empresarios pusieron el grito en el cielo.
No fue la única vez. En la CEOE cayó a plomo el hecho de que el primer gran discurso de Suárez estaba deshuesado de economía. Lo que le preocupaba a Suárez era la política y no tenía tiempo para resolver las cuitas de los empresarios. Lo que le ocupaba, por el contrario, eran los pactos sociales con los sindicatos y los partidos de izquierda con capacidad de movilizar la calle. Y eso que contaba con Abril-Martorell, el puente que le unió con los empresarios en ese lugar que llamaban jocosamente ‘la tasca’ (Jockey), donde se reunía el vicepresidente con Juan Manuel de Mingo y los que en realidad mandaban en el país.
*Secundino José Gutiérrez ÁlvarezLas organizaciones empresariales en la Transición. Fundación Ceim.
 

Suárez: «La Banca me pidió que me retirase en favor del PRD»

ABC.    04/06/1986.  Página: 28. Páginas: 1. Párrafos: 14. 
28/ABCSuárez: «La Banca me pidió que me retirase en favor del PRD»
Barcelona. AqenciasAdolfo Suárez, ex-presidente y candidato del CDS a la Presidencia del Gobierno, dijo ayer en Barcelona que los banqueros le insinuaron que se retirara de estas elecciones en beneficio del PRD. En su primera  comparecencia pública en Cataluña, Suárez indicó que los banqueros le habían marginado en beneficio  del líder del Partido Reformista, Miguel Roca. Respecto a la encuesta aparecida recientemente en el diario  gubernamental, que otorga al CDS entre 15 y 19 diputados, explicó que «esto demuestra que los  banqueros son malos profesionales, porque no supieron hacer sus propias prospecciones antes de  conceder los créditos». Suárez criticó a la Banca española su «injerencia» en la vida nacional al pedir el «“sí” en el pasado referéndum sobre la OTAN y discriminar a su antojo a los partidos políticos».
«Estas críticas hacia la Banca no significan que yo haya cambiado de actitud hacia ella, sino que ellos me  han enseñado lo que realmente son», especificó. El presidente del CDS consideró insuficientes las  afirmaciones del presidente del Gobierno, quien dijo que la Banca no había actuado con objetividad, «porque el Gobierno —dijo— se ha lavado las manos en este aspecto y Felipe González no hizo nada por  evitarlo». Insistió en que su partido estaba realizando una campaña modesta y que no habían podido  entrar en las cuñas publicitarias de diarios y radio o en los carteles en la calle debido a falta de créditos.
Criticó qué la Banca hubiera obtenido 200.000 millones de beneficios el año pasado, «cuando el país está  en la bancarrota», subrayó. Adolfo Suárez resaltó que en el,caso hipotético de que los socialistas no  sacaran la mayoría absoluta, no pactaría con ningún grupo; sé mantendría en una «dura oposición» y  apoyaría aquellas iniciativas de Gobierno que estuvieran en el programa del CDS. Retó a Felipe González  a comparar los años de Gobierno de UCD con el de los socialistas, y dijo, al referirse a la petición de  González de la necesidad de sacar mayoría absoluta, que «él no sabe gobernar en minoría como lo hice  yo, es decir, con mayor protagonismo del Parlamento». Indicó que con un hipotético Gobierno suyo los  españoles serían más libres y que percibirían mejor los principios de igualdad, justicia y solidaridad.
El líder del Centro Democrático y Social señaló que él quería llegar a la Moncloa «como inquilino y no  como propietario, como otros desean estar», resaltó. Señaló que los socialistas en Andalucía no estaban  haciendo la reforma agraria, «porque todas sus iniciativas están siendo suspendidas por la autoridad
judicial»
Fuente
 

viernes, 28 de marzo de 2014

Adolfo Suárez, un caso similar al de Charles de Gaulle

Fuente: ElMundo

http://adversariometapolitico.files.wordpress.com/2014/03/f6713-adolfo_suarez.jpg http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/18/Bundesarchiv_B_145_Bild-F010324-0002,_Flughafen_K%C3%B6ln-Bonn,_Adenauer,_de_Gaulle-cropped.jpg
Adolfo Suárez, un caso similar al de Charles de Gaulle
Eloy Pardo
http://actualidad.rt.com/expertos/pardo/view/123573-adolfo-suarez-caso-similar-charles-Gaulle
 
El fallecimiento del carismático Adolfo Suárez ha logrado volver a poner de relieve, en estos días, el breve período que va de 1975 a 1981, es decir, los conocidos años de La Transición española. Durante aquel lapso de tiempo, se trató, para resumirlo brevemente, de transformar el régimen franquista, de partido o movimiento único (bien que con fuertes divisiones), a un sistema pluripartidista modernizado, con la misión de superar los desencuentros que habían desangrado a España durante décadas, proponiendo, en suma, un proceso que vino a llamarse de reconciliación nacional.
 
La lucha de intereses fue brutal. Pues mientras algunos quisieron realizar enormes cambios por la vía rápida, la presidencia de Adolfo Suárez, un hombre procedente del falangismo social pero con antecedente republicano por parte paterna, sorprendió a propios y extraños defendiendo la independencia de criterio española dentro de un nuevo marco superador de la dictadura. Todo el mundo debió ceder para lograr un equilibrio y ello fue logrado por un político que se asemejó al dirigente francés Charles de Gaulle.
 
No ligado a ningún sector privilegiado
Con una base social inicialmente sólida, la creciente popularidad de Suárez molestó a determinados sectores que buscaron derrocarlo por cualquier medio, incluyendo las mociones de censura, la sublevación de sus propios ministros, la subversión probablemente financiada desde el exterior, incluyendo el terrorismo, tanto de extrema izquierda, como de ultraderecha, y, finalmente, el golpe de estado.
 
En su célebre discurso electoral del 13 de junio de 1977, “Puedo prometer y prometo”, Adolfo Suárez, remarcó entre muchas otras cosas no estar “ligado a ningún sector privilegiado” y desear una “síntesis de esas dos Españas de ingrato recuerdo”, de cara a superar o matizar las divisiones ideológicas de la realidad española (las dos Españas). No era tanto un engañoso “ni de izquierdas ni de derechas” como la asunción de una mezcla entre conceptos usualmente ligados a unos o a otros. “Creemos que España se debe construir con la colaboración de la derecha y la izquierda, aunque defendemos un modelo de sociedad diferente”, dijo Suárez, en la conocida alocución. En resumen, buscó crear un espacio con querencia patriótica, es decir, haciendo suyos distintos ejes ideológicos y teniéndolos en cuenta a la hora de gobernar: manual básico de cualquier proyecto nacional.
 
Como se vio en años sucesivos, la batalla por la democracia pretendía ser, para algunos, una excusa perfecta para la transformación de los sectores nacionalizados de la economía hacia un marco de grandes privatizaciones, con mayor predominio del sector bancario-crediticio. Y, de paso, convertir el poder político de turno no en un actor económico primordial, sino en comparsa de las decisiones de gabinetes ajenos al interés del estado-nación. Generar, en definitiva, una orientación hacia el modelo de Estados Unidos, también en lo militar.
 
Tal orientación quedó sellada y confirmada con la llegada de Felipe González y José María Aznar –polarización electoralista derecha-izquierda– que dieron a su política el enfoque liberal claramente inspirado por el “american way of thinking” (y sus dos versiones, neocon y progresista) aderezado con la permanente brega territorial. No era Suárez, con sus ideas, el presidente adecuado para seguir en el mando. Debía ser apartado, dimitir o ser depuesto.
 
Detractor de la OTAN, problemas con la banca
Y es que Adolfo Suárez fue un firme defensor del no ingreso de España en la Organización del Atlántico Norte (OTAN), con todo lo que ello comportaba. Se propuso salvar la crisis económica de aquél entonces sin ceder a las presiones externas. Lo pagó con un aislamiento casi total y la frontal oposición de los socialistas. Conviene recordarlo precisamente ahora, que son pocos los que dan relieve a este tipo de datos. El líder de la Unión de Centro Democrático (UCD), posteriormente Centro Democrático y Social (CDS), se resistió activamente a integrar el Estado que presidía en unas estructuras que conllevaban el aumento de la deuda externa e hipotecas sociales insoportables. Lo mismo sucedió, en su momento, con Charles de Gaulle. Años más tarde, sus problemas con la banca, que se intuye venían arrastrándose desde su presidencia, llegaron incluso al terreno personal.
 
En una campaña electoral posterior, en 1986, afirmó lo siguiente: “Yo también tengo problemas con la banca”, que le negó créditos para financiar aquellas elecciones. Y a renglón seguido denunciaba las políticas económicas del PSOE: “los socialistas han seguido una política orientada por el Fondo Monetario Internacional, con lo que han aumentado sustancialmente los beneficios de la banca”. “La banca nos ha dado la espalda, lo que quizás obedece al hecho de que el CDS no se pone de rodillas ante ella. Me enfrenté a los que querían hacer una España para ellos solos, y no una España para todos”, dijo aquél año.
 
Además de su incómoda posición respecto a la OTAN, tanto Suárez como De Gaulle de distinguieron por una postura amistosa con los países árabes –abastecedores de gas y petróleo– y a raíz de ello optaron por no mantener relaciones diplomáticas con el beligerante Israel. Este punto fue considerado un “error” por gente de su propio gobierno, diputados incluidos. Y, ni que decir tiene, por quienes gobernaron el país y sus comunidades autónomas después del golpe de estado del 23 de febrero de 1981: en su agenda, priorizaron todos aquellos puntos en los que Adolfo Suárez, maltratado por la prensa, se mantuvo firme.
 
Suárez y De Gaulle entendieron que el interés nacional, especialmente en momentos de urgencia, no se construye en base a la exaltación de antagonismos ideológicos y territoriales, sino con la participación conjunta de los más significativos sectores populares. Ambos tendieron puentes hacia una entendimiento con el comunismo de la época, truncada por el progresivo acercamiento de estos últimos a la socialdemocracia (tanto en el caso francés, como en el español). Comprendieron la importancia del ascendente sindical entre los trabajadores. Los dos personajes hicieron de la elaboración teórica un arte para superar visiones maniqueas que se suponía debían tener.
 
El mandatario francés, “oficialmente” vencido por la primavera de mayo del 68, fue sustituido por un miembro de su propio gabinete: Georges Pompidou, apoderado de la casa Rothschild. “La banca apuesta por Leopoldo Calvo Sotelo”, tituló quién sabe si inocentemente el diario El País, tras la dimisión de Suárez, en 1981…
 
Su relato político queda, por tanto, marcado por la tensa relación con bancos como el Santander (Emilio Botín), con el FMI y la OTAN. Hoy Suárez es llorado por algunos de quienes, a finales de los años 70 e inicios de los 80, lo condenaron en vida y truncaron su carrera política, moderada y centrista, pero demasiado “innovadora” e independiente. La ruptura de su efímera propuesta –así como la ruptura de la más longeva propuesta gaullista– la provocó el mundo que hoy gobierna. Sin embargo, difícilmente otro presidente español tendrá un funeral de Estado tan masivo y una despedida como la que ha tenido Suárez, estos días, en Madrid.
 
Enlaces de interés
Marcelino Oreja: “Los dos errores de Adolfo Suárez fueron la OTAN e Israel”
http://www.elconfidencial.com/ultima-hora-en-vivo/2013/06/marcelino-oreja-errores-adolfo-suarez-fueron-20130626-167132.html
Henri Guillemin: “De Gaulle fue derrocado por la banca”
http://fortune.fdesouche.com/280775-henri-guillemin-de-gaulle-ete-renverse-par-quelquun-qui-etait-au-service-de-la-droite-et-des-banques-il-commencait-inquieter-les-banques
La banca apuesta por Leopoldo Calvo Sotelo, Archivo Linz de la Transición
http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/documento.asp?reg=r-42820
Adolfo Suárez o la gallardía del perdedor, art. de Pepa Roma
http://www.universocanario.com/opinion/tu-opinas/pepa-roma/329086
Hijo de un republicano enterrado en San Amaro al que ocultó Sánchez-Albornoz
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/espana/2014/03/25/hijo-republicano-enterrado-san-amaro-oculto-sanchez-albornoz/0003_201403G25P6993.htm
 

lunes, 24 de marzo de 2014

Falleció Adolfo Suárez

   Fuente: Tribulaciones Metapoliticas

http://blogs.larioja.com/nanay/files/adolfo-suarez.jpg
Adolfo Suárez, 1932-2014
 
Ayer murió en Madrid tras una larga enfermedad neurodegenerativa el ex-presidente del gobierno Adolfo Suárez, jefe del ejecutivo entre 1977 y 1981.
 
Si bien actualmente no son pocos los que le culpan de la inestabilidad que se vivía en aquellos turbulentos años, y de ser el “iniciador” o “uno de los máximos responsables” del parlamentarismo partitocrático actual, lo cierto es que Suárez trató dentro de sus posibilidades de preservar la soberanía nacional (siendo ello saboteado tanto desde la “izquierda” como desde la “derecha”) y, a nivel internacional, mantener una política neutralista, de no-alineamiento. (Es decir, de no sumisión ante los dictados de la plutocracia).
 
Por no estar dispuesto a acatar las órdenes de los plutócratas internacionales (oponiéndose a la entrada de España en la OTAN y al reconocimiento de la entidad sionista, entre otras medidas) Suárez fue obligado a dimitir.
 
Sus sucesores, todos y cada uno de ellos, serían una auténtica catástrofe que progresivamente irían hundiendo a España más y más (incrementando su status de colonia), hasta el día de hoy.
 
TM
http://adversariometapolitico.files.wordpress.com/2012/11/suarezhafez.jpg
Suárez con Hafez al-Assad en Damasco, 1980
 
El hombre que dijo no a Washington y a Botín
http://www.deverdaddigital.com/pagArticle.php?idA=9676
 
Basta recordar como, en la presentación de la campaña de 1986, Suárez denunciaba que “los “socialistas” han seguido una política orientada por el Fondo Monetario Internacional, con lo que han aumentado sustancialmente los beneficios de la banca”.
 
La crisis política abierta en que ya se ha transformado la crisis económica ha popularizado la comparación de la actual situación nacional con la de los meses que precedieron al 23-F. Y en ese paralelismo, algunos se atreven a comparar la figura de Zapatero con la de Adolfo Suárez. Hablan de dos presidentes “átonitos, bloqueados, enrocados sobre sí mismos y dando palos de ciego”. Nada más lejos de la realidad. Si ha existido un político en las antípodas de Zapatero, ése ha sido Suárez. Y no por su filiación política nominal, sino por la posición mantenida ante los grandes centros de poder. Suárez dijo no a Washington cuando la superpotencia exigió nuestra entrada inmediata en la OTAN. Y acaba señalado por la gran banca como persona non grata. Zapatero, por el contrario, está dispuesto a aceptar la degradación de España dictada por las grandes potencias, con el único interés de cargar la factura sobre la población para que Botín mantenga sus abultados beneficios.
 
Súarez dijo no a la OTAN
La defenestración de Suárez se fraguó desde el mismo momento en que Alexander Haig, secretario de Estado de Reagan, afirmó que “España tiene que fijar fecha y hora para su entrada en la OTAN”.
 
Algo que todavía es necesario ocultar. En las dos horas y media de duración del biopic televisivo estrenado recientemente sobre la vida de Suárez, no se pronuncia en ningún momento la palabra OTAN.
 
Suárez se negó a plegarse a las órdenes de la administración Reagan, que exigían, en plena guerra fría, una incorporación inmediata de España a la OTAN.
Suárez tenía otros planes. Cometió la osadía de ser independiente. Aprovechando las excepcionales condiciones del momento, con unos EEUU debilitados tras el fracaso de Vietnam y las oportunidades que ofrecía el cambio de régimen en España, intentó desplegar una política autónoma, que dotara a España de un margen de maniobra frente a Washington.
 
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Adolfo Suárez con Yasser Arafat en La Moncloa, 1979
 
Suárez recibió a Arafat o a Fidel Castro, colocados por Washington en el “eje del mal” de la época. Impulsó la creación de una comunidad iberoamericana de naciones, como la base que permitiera a España jugar un papel más relevante en la política internacional. Practicó en la ONU una “tercera vía diplomática” que llevaba a España a votar muchas veces junto al Tercer Mundo y contra las dos superpotencias. E incluso llegó a enviar una delegación española a una cumbre de los No Alineados.
 
La autonomía demostrada frente a Washington, se extiende también hacia las principales potencias europeas. Todavía se recuerda una tormentosa cena oficial donde Suárez reprochó a Giscard d´Estaigne -el presidente francés apodado “Messieu Espagne” por su obsesión en inmiscuirse en los asuntos internos españoles- como París protegía protegía a los etarras en el “santuario galo”, utilizando el terrorismo como arma de presión sobre nuestro país.
 
Suárez se convirtió, desde la presidencia del gobierno, en un intruso que había desafiado la regla de oro de la “democracia” española: la sumisión a los dictados del imperio.
 
Y una campaña de acoso y derribo contra él –en la que participaron desde la gran banca a Felipe González, desde ETA a los barones de la UCD, desde la CEOE a la Iglesia…- acabó con su forzada dimisión.
 
Pero lejos de amedrentarse, Suárez siguió fiel a sus banderas, radicalizándose en sus posiciones.
 
Muchos miembros del Centro Democrático y Social –partido fundado por Suárez tras abandonar la UCD- participaron activamente pidiendo el No en el referéndum de la OTAN.
 
Y no son lecciones historicistas, sino conclusiones vitales para el presente. En una situación donde el ocaso imperial y la emergencia de paises del Tercer Mundo está rediseñando el tablero mundial, existen peligros pero también oportunidades.

 La dependencia estructural de España está propiciando que las grandes potencias carguen el peso de la crisis sobre nosotros.

 ¿Pero qué pasaría si España opta por un camino autónomo, al lado de los países del mundo hispano que, gracias a haber alcanzado cotas de independencia respecto a Washington, cada vez cuentan más en el mundo?


El presidente que se enfrentó a Botín
Cuando en plena transición, Emilio Botín padre osó, alegando su gota, posar su pierna en la mesa de Adolfo Suárez, éste le obligó a retirarla inmediatamente, porque “ningún banquero pone los pies encima de la mesa del presidente del gobierno”.
 
Ahora la situación ha cambiado, los elogios de Botín al inquilino de la Moncloa son desmesurados. Hasta el punto de confesarle al rey en una recepción pública: “No sabemos la suerte que hemos tenido con este hombre [Zapatero] en la presidencia, Señor, es un hombre providencial para todos….”.
 
El CDS de Suárez lanzó una pegatina con el significativo lema “Yo también tengo problemas con la banca”. Y no era una frase demagógica. La gran banca creó un “cordón sanitario” en torno a Suárez, negando al CDS los créditos, para cubrir de millones a la “Operación Roca”, fracasado intento de impulsar un partido centrista que marginara políticamente al CDS.
 
Basta recordar como, en la presentación de la campaña de 1986, Suárez denunciaba que “los socialistas han seguido una política orientada por el Fondo Monetario Internacional, con lo que han aumentado sustancialmente los beneficios de la banca”.
 
En ese mismo mitin, Suárez remachó que “la banca nos ha dado la espalda, lo que quizás obedece al hecho de que el CDS no se pone de rodillas ante ella. Me enfrenté a los que querían hacer una España para ellos sólo, y no una España para todos”.
 
Habría que recordar esta palabras de Suárez cuando la voluntad de Zapatero por “rescatar” a la banca a costa de hundir al país es el principal obstáculo para salir de la crisis.
 
Suárez se negaba a ponerse de rodillas ante la banca. Y ahora tenemos un presidente convertido en el auténtico chico de los recados de Botín.
 
Y el último “recado” de Botín a Zapatero es que tenemos que trabajar dos años más y cobrar un 25% menos para que el Santander siga codeándose en la City londinse.

Así cayó Adolfo Suárez

http://canariasvladi.blogspot.com.es/2012/11/asi-cayo-adolfo-suarez.HTML
 
Josep Meliá, secretario de Estado para la Información cuando el presidente del Gobierno era Adolfo Suárez declara en su libro Así cayó Adolfo Suárez  lo siguiente:
 
Pag 30 “Y concretamente uno de sus grandes aciertos -que paradójicamente pagaría como un inmenso error- fue recibir a Arafat y darle un abrazo que dio la vuelta al mundo. A partir de aquel momento los medios sionistas de los Estados Unidos -que controlan los grandes periódicos americanos- pasaron repentinamente de ser pro-Suárez a ser descaradamente anti-Suárez.”
 
Pág 31  ”Éste fue el papel de Suárez en sus conversaciones con Arafat, con el rey Hussein de Jordania y con el presidente iraquí Sadam Hussein. Pero le costó la hostilidad a muerte de los sectores proisraelíes y de todo el lobby judío.
En Washington y en Paris se vio con malos ojos que España adoptara una política internacional con iniciativas.”
 
Página 31 “Suárez, que previó con mucha antelación el peligro que se cernía sobre el estrecho de Ormuz y el papel arbitral de Irak en la política energética y en un posible estrangulamiento de Europa, razonaba en la siguiente manera: « Hoy los países árabes son globalmente antiamericanos por culpa del tema de Israel. Aunque muchas veces son anticomunistas, se alinean con la URSS por culpa del enfoque que se da al problema palestino. Una solución inteligente y negociada al tema palestino arrastraría a este bloque de países a posiciones prooccidentales y se evitaría la fragilidad del abastecimiento energético de Europa.>”
 
Fuente
 
Al respecto, en el libro España e Israel: veinte años después  editado por Raanan Rein podemos leer lo siguiente:
 
“Casi un año después (1977) es Adolfo Suárez quien recibe en “Blair House” (residencia de los mandatarios extranjeros en Washington) a Arthur Goldberg, el mismo dirigente judío que un año antes ya se había encontrado con don Juan Carlos.

Goldberg que venía en representación de las Comunidades judías de los Estados Unidos, se dirige al presidente con un tono de protesta y de amenaza muy desafortunado. En pocos minutos, acusa al Gobierno español de venderse a cambio de ayudas financieras musulmanas, ataca al Rey por su amistad con monarcas árabes, amenaza con desarrollar una campaña de  opinión pública en contra de España en la prensa estadounidense y mezcla toda una serie de hechos. La situación es tan irritante y las “barbaridades” que dice Goldberg son tan desafortunadas que Suárez da por concluido el encuentro y casi literalmente echa al dirigente judío. Algo muy parecido le ocurre a Marcelino Oreja, ministro español de Asuntos Exteriores, el 25 de septiembre de 1979 en Nueva York, en su encuentro con Theodore Mann y Yehuda Hellman, presidente y secretario general de la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Judías Americanas. La entrevista es tan agria y brusca que concluye a los quince minutos, pero esta vez, con el abandono de la reunión por parte de los dos representantes judíos.”
 
“La llegada de Felipe González a la Presidencia del Gobierno en 1982 y la de Edgar Bronfmann a la Presidencia del Congreso Mundial Judío mejoran los contactos con el poderoso e influyente lobby” judío. Ambos se encontraran en dos ocasiones, una en Nueva York y otra en Madrid, en menos de seis meses, entre junio y noviembre de 1983. El presidente español aprecia en Bronfman un interlocutor válido, con capacidad de diálogo. Esta excelente impresión es mutua. Para Bronfman, González ha cumplido su promesa dada en Nueva York de seguir una política liberal de contactos ecnonómicos, comerciales, culturales y de todo tipo con Israel, “para un mayor intercambio en el mutuo de los dos pueblos”. También se ha aprobado la apertura de una línea aérea entre Madrid y Tel Aviv, como primer paso a un mayor desarrollo turístico y comercial. De su segunda reunión, en Madrid, a invitación del presidente español, Bronfman se lleva la promesa de la instalación en Madrid de una Oficina de Turismo de Israel.”
 
Fuente

Las relaciones España-Israel no estaban en su “mejor” momento durante la presidencia de Adolfo Súarez

http://canariasvladi.blogspot.com.es/2012/11/las-relaciones-espana-israel-no-estaban.HTML
 
Sí, en cambio con Felipe González…
ABC Madrid – 18-11-1983, p. 1:

 RELACIONES CON ISRAEL MADRID, VIERNES 18 DE NOVIEMBRE DE 1983
“El 13 de septiembre de 1979, Adolfo Suárez, presidente de un Gobierno de centro- derecha, abrazaba en la Moncloa al dirigente palestino Yasser Arafat. Ayer, Felipe González, presidente de un Gobierno socialista, se entrevistaba con el presidente del Congreso Judío Mundial, Edgar Bronfman. Cuatro años separan ambas imágenes, tras las que queda, como telón de fondo, la cuestión de las relaciones EspañaIsrael. La entrevista de ayer anticipa la solución de este asunto que debe arreglarse cuanto antes.”
 
Fuente: Tribulaciones Metapoliticas
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