lunes, 18 de marzo de 2013

El Papa, antiliberal, duro crítico contra el FMI y las políticas de ajuste.

Fuente: Ambito

Jorge Bergoglio, ya Francisco I, nunca huyó de las definiciones económicas. Aun en los momentos más difíciles. Cultor profundo de las concepciones más clásicas de la Doctrina Social de la Iglesia, se enfrentó abiertamente a las políticas de ajustes durante la crisis de 2001 primero; y luego, más cerca en el tiempo, en 2011, a la aplicación de las mismas recetas para enfrentar los problemas de deudas en Europa.

 
Bergoglio tuvo una postura activa contra las políticas liberales desde siempre, pero tomó posición pública cuando en 2001 el país entraba en crisis terminal. En sus homilías condenaba la situación social de manera abierta, aun con Fernando de la Rúa como presidente frente a él escuchando misa los domingos.

Fue en agosto de 2001 cuando presentó el documento Conferencia Episcopal Argentina, donde la Iglesia plantó posición ante la situación delicada que vivía el país.

 
El documento hablaba de "algunas de las enfermedades sociales más graves que padecemos, de reflejo político y económico", en referencia directa al "más crudo liberalismo". Hablaba del Estado como "un instrumento creado para servir al bien común, y para ser el garante de la equidad y de la solidaridad del entramado social". Criticaba que no se haya armado una "red social" que contenga a los expulsados del modelo y hablaba de "dos enfermedades, la evasión de los impuestos y el despilfarro de los dineros del Estado, que son dineros sudados por el pueblo".

 
Eran épocas de multiplicación de piquetes en todo el país, y Bergoglio pedía en ese momento un uso moderado del derecho a huelga cuando estos reclamos se convertían "en injusta agresión contra el todo social y pueden dificultar grandemente la reconstrucción de la Argentina".

 
El documento terminaba con una condena directa a "la deuda externa que aumenta cada día más y nos dificulta crecer".

 
Bergoglio volvería varias veces sobre este último tema, apoyando públicamente el proceso de reestructuración y negociación de 2005.

 
Ya como referente mundial de la Iglesia y conductor, junto con el también papable ghanés Peter Turkson, del Pontificio Consejo para Justicia y Paz", firmó en octubre de 2011 una dura crítica del Vaticano contra las políticas de ajuste que se comenzaban a aplicar en los países europeos en crisis. Sin vueltas, y tomando frases casi exactas del anterior documento argentino de 2001, 10 años después afirmaba que "el FMI ha perdido su capacidad de garantizar la estabilidad financiera global" y se recomendaba un nuevo Banco Central Mundial basado en "lo espiritual y la ética".

 
Una de las funciones que se proponían para esa nueva entidad era la aplicación de impuestos a las transacciones financieras en el Primer Mundo para formar "una reserva mundial que ayude a los países en crisis".

 
Bergoglio aseguraba en ese documento que "el liberalismo económico sin reglas y sin controles es una de las causas de la actual crisis económica" al crear "mercados financieros fundamentalmente especulativos, dañinos para la economía real, especialmente en los países débiles". En algunos puntos incluso el documento se vuelca cercano al movimiento de los "indignados", en pleno auge en esos días, pero pide que los reclamos no sean "gritando, sino con razonamientos serenos".

 
El documento, especialmente pedido por estados como Grecia, Irlanda, Italia y España, países en plena aplicación de planes de ajustes programados por el FMI y el Banco Central Europeo, basaba su posición en la encíclica "Caritas in Veritate", de Benedicto XVI, donde también el argentino había tenido influencia directa aplicando sus experiencias de 2001.




 

2 comentarios:

  1. Todos los fascistas INTEGRALISTAS son ANTILIBERALES pero no en el sentido económico.
    El diario "Ámbito financiero" no es referencia de periodismo en ningún lugar del planeta, Menos aún en Argentina. Fueron cómplices de todas las estafas de los últimos cuarenta años

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  2. Volar, gracias por el comentario. El asunto, de cualquier forma es conocer si el Papa está en contra efectivamente de las políticas de austeridad y recortes y en contra del liberalismo económico. El hambre y el sufrimiento de millones de personas está en juego. Es fundamental contar con la Iglesia en la lucha contra el Imperio y la oligarquía financiera mundial.

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