Fuente: Voltairenet
Un tremendo trío: a la izquierda Madeleine K. Albright, antigua Secretaria de Estado de EEUU (1997-2001) en el gobierno de Bill Clinton, en el centro de la foto Suzanne Nossel, Directora Ejecutivo de Amnistía Internacional sección EEUU y antigua empleada de Hillary Clinton, esposa de Bill Clinton, y a la derecha, James Wolfensohn, antiguo presidente del Banco Mundial (1995-2005) que llevó a la ruina a pueblos enteros con su política neoliberal, obedeciendo a las indicaciones de Wall Street, estas tres personalidades reunidas para un debate humanitario bajo el título: «¿Está el sueño de la ONU muerto? Las Organizaciones Internacionales y los Desafíos del Cambio», 24 de enero de 2012.
Amnistía Internacional, en su página web, en su sección Actúa, en abril de 2012, pedía la colaboración de los ciudadanos e indicaba que ya había recogido 11.962 firmas para supuestamente pedir el fin de la represión en Siria. Encabezaba el titular como: «¿Por qué calla el mundo ante la situación en Siria?», mencionando en el texto que estaban haciendo presión, y pidiendo ayuda para hacerla, hacia gobiernos como: Brasil, India o Sudáfrica, con el fin de que «demuestren su liderazgo apoyando una resolución firme y jurídicamente vinculante que ayude a parar el baño de sangre en Siria».
¿A qué tipo de resolución se refiere Amnistía Internacional?
¿A una como la 1973 aplicada a Libia? ¿A la supuesta Responsabilidad para Proteger que ha conducido a la destrucción del país libio y a la llegada de los fundamentalistas islámicos junto a los miles de asesinatos y violaciones? ¿A otro bombardeo criminal de la OTAN matando miles de civiles?
Preocupan estas cosas. Aunque Amnistía Internacional (AI) pueda decir que no aprobaba todo esto, sí aprobó la actuación de Naciones Unidas en Libia y lo hizo amparándose en datos falsos, como hemos visto en el capítulo sobre los medios de comunicación. Gadafi no bombardeo ni atacó a la población civil, no había motivos para ninguna intervención militar. Y no debe de olvidar AI que esa Responsabilidad para Proteger elaborada en 2005 no está en la Carta de las Naciones Unidas, porque es un cajón de sastre que puede valer, como ha valido en Libia, para arruinar a un país y condenarlo a la represión y muerte real ejercida por los islamistas y a la explotación colonial exterior.
Siguiendo con ese comunicado vemos que culpabiliza de las muertes de civiles a las fuerzas de seguridad sirias y no habla para nada de los extremistas islámicos que han entrado en el país, que como bien debe saber AI están extendiendo el terror y causando estragos en la población civil.
Tampoco dice nada sobre que ya, hacia finales del año 2011, más de 2.000 muertos eran de las propias fuerzas de seguridad sirias, algo llamativo. Si hubiese 2.000 soldados israelíes muertos en una lucha con los palestinos, ¿qué pasaría?, ¿qué no se justificaría para aprobar las acciones militares de Israel?, mejor no preguntarlo, creo, porque con tan solo dos o tres soldados israelís muertos se justifican bombardeos que matan a millares de civiles.
Respecto a las muertes de civiles, de acuerdo a las investigaciones con rigor, son principalmente responsables las organizaciones islamistas financiadas desde el exterior, y esto no se menciona en el informe de AI. Otra cosa que llama la atención es que no cita las fuentes de donde han obtenido esa información y, esto, es necesario. Amnistía Internacional, como ya hemos comentado, lanzó informaciones que no eran ciertas, como el caso de la mujer, Zeinab al-Hosni, que supuestamente había sido: «decapitada, mutilada y despellejada en una cárcel Siria», pero que luego apareció viva.
¿Qué pretende Amnistía Internacional con esto? ¿Culpabilizar de todo al gobierno sirio y callar ante otras atrocidades incluso mayores cometidas por los fundamentalistas y quienes les apoyan? Amnistía tampoco ha demostrado todavía con pruebas los crímenes de civiles atribuidos al gobierno.
¿Por qué el mundo calla? o ¿por qué Amnistía calla ante ciertas cosas? ¿Quieren hacer el clima favorable a una guerra? Desde luego sus hechos no son ni de lejos los que corresponderían a una organización ecuánime y que realmente busca proteger los derechos humanos y la paz.
AI ya había mostrado su parcialidad, falta de rigor y de ética informativa y humanitaria el 25 de octubre de 2011 en su informe: Crisis Sanitaria, sobre los hospitales en Siria, en el que indicaba cosas como que ciudadanos heridos en las protestas «habían sido agredidos físicamente en los hospitales del gobierno por la plantilla médica, y en algunos casos se les negó el cuidado médico, mientras otros que habían sido llevados al hospital fueron detenidos o habían simplemente desaparecido». Estas «informaciones» fueron claramente criticadas por el profesor Franklin Lamb, que además era miembro de Amnistía, porque no estaban basadas en fuentes fiables y verificadas, entre estas fuentes estaba Al Jazeera, en manos de la dictadura catarí, cuyo papel y sesgo descarado en la cuestión Siria es obvio dada su enemistad con el gobierno de este país. Pero lo que es más grave e importante, se volvía a acusar sin evidencias, según indica Lamb. Este profesor además había estado visitando varios hospitales sirios recientemente y les comentó lo que había dicho AI, que por cierto no había contactado con ninguna plantilla médica e indicaba que se basaba en un testigo anónimo. El personal sanitario calificó lo dicho por AI como una «difamación gratuita de la comunidad médica siria». Franklin Lamb ofrece los nombres de los doctores y los lugares donde estuvo, así como el contacto por teléfono o por mail para hablar incluso con los pacientes. Termina su artículo indicando:
El hecho de que AI parezca haber sido algo perezosa en su trabajo y continúe dándole mucha publicidad a su profundamente errónea «investigación» es clamoroso.
AI además falló en cumplir con el estándar de trabajo de investigación, que quienes continuaremos en apoyar y respaldar su trabajo por los derechos humanos esperamos.
Además AI, en otra campaña de las suyas que pretende centrar las iras de la gente en alguna persona demonizada, acusaba al gobierno sirio de cometer crímenes contra la humanidad y de haber matado a centenares de mujeres, además de cargarle con 6.000 muertos, otra vez todos para el gobierno y sin aportar pruebas, y sin mencionar a los terroristas islámicos.
En esta campaña, además, solicitaba que se enviasen cartas a la mujer de Assad para que interviniese y parase esa supuesta masacre de mujeres que hacía su marido. No hace falta decir que esa misma carta y esa misma campaña la podía haber hecho enviándosela a Hillary Clinton, responsable directa del brutal ataque de la OTAN y de los islamistas sobre Libia, que ha matado miles de civiles, entre ellos muchas mujeres y niños, y que ha conducido a que muchas mujeres libias hayan sido y sean objeto de violación, humillación y discriminación por los fanáticos que controlan ahora el país.
Amnistía Internacional no envío, como era de esperar, ninguna carta a la Sra. Clinton, lo que muestra su hipocresía y falsedad, porque en este caso sí tenía unas pruebas contundentes con hechos reales y crímenes reales, pero aquí no actuó. Si además decimos que como Directora Ejecutiva de AI en EE.UU. está Suzanne Nossel, asistente de Hillary Clinton y ex asistente de Richard Holbrooke, famoso este también por sus falsedades en la guerra en Yugoslavia, entonces se entiende todo. También la función y el papel de Amnistía. Sobre la Sra. Nossel la Red Voltaire comenta lo siguiente:
El consejo de administración de Amnesty International USA estimó que el trabajo de Suzanne Nossel en las administraciones de los presidentes Bill Clinton y Barack Obama constituye una garantía de su competencia, obviando sin embargo los crímenes que ambas administraciones cometieron en Yugoslavia, Afganistán, Irak y Líbano, entre otros países. La señora Nossel dio inicio a diversas campañas contra Irán, Libia y Siria. En los últimos meses se destacó en la campaña de mentiras destinada a intoxicar el Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, para lograr que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara una resolución que autorizara la guerra contra Libia. Finalmente las acusaciones de la señora Nossel quedaron desmentidas.
Sin ir más lejos, la propia Nossel, a la cabeza de Amnistía Internacional USA, invitó a Madeleine Albright y a otros oficiales del Departamento de Estado para hablar en su fórum de mujeres de la OTAN; y no era la primera vez que parecía hacer migas AI con la secretaria de Estado responsable de decir que las sanciones que provocaron la muerte en Irak, por las sanciones económicas, de posiblemente más de un millón de civiles, la mayoría niños, valían la pena, que era un precio que valía la pena pagar.
¿No debería haber llevado Amnistía a Albright y a otros como Bush, Chenney o Blair ante una Corte Penal Internacional? No, no los llevaron, no lo creyeron oportuno, en cambio sí fueron a por los enemigos oficiales de la administración estadounidense, tuviesen o no culpa en delitos contra los derechos humanos.
Poco después de convertirse en Directora ejecutiva, Nossel, en enero de 2012, moderó una mesa redonda en el Wellesley College, compartiendo mesa con Albright. Y allí, en esa misma mesa, incitó de la siguiente forma no a la paz y al diálogo, sino más bien a la agresión militar, como se hizo en Libia, falsificando claramente los hechos y sucesos en Siria:
«Ahora como cabeza de Amnistía Internacional-USA, un punto de gran frustración y consternación para las organizaciones de derechos humanos y las organizaciones de la sociedad civil durante los últimos ocho o nueve meses, ha sido el fracaso del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar, de alguna forma, las muertes de ahora 5.000 civiles en Siria por parte del presidente Assad y su ejército.»
¿De qué fuente?, ¿de qué informe o informes con rigor puede Amnistía decir que el gobierno es responsable de la muerte de 5.000 civiles? ¿Es necesario que recordemos lo que están diciendo los informes realizados por los investigadores, que en cada caso estudiado con cierto rigor han atribuido las muertes deliberadas de civiles fundamentalmente y principalmente a los fundamentalistas islámicos, que en su gran mayoría provienen del extranjero? [1]
Amnistía parece que a base de repetir algo una y otra vez, como hacen los medios de comunicación de las corporaciones, quiere convertirlo en evidencia; los hechos, sin embargo, son diferentes. Toda esta falsedad y este juego poco limpio de esta organización supuestamente humanitaria le pasará factura en el futuro, porque no podrá decir que estaba interesada en resolver un conflicto, en apostar por la paz y los derechos humanos, sino que lo que realmente está haciendo es servir al juego de los intereses del poder, a los intereses de las corporaciones. Hasta tal punto es así que la propia Nossel, en ese discurso, se lanzaba a afirmar en un lenguaje bélico y despiadado lo que ni Albright ni el propio Obama se atreverían a decir en público por pudor:
La primavera pasada el Consejo de Seguridad consiguió formar una mayoría para una acción enérgica en Libia y fue al principio muy controvertido, [causando] muchos recelos entre los miembros del Consejo de Seguridad. Pero Gadafi cayó, ha habido una transición allí y creo que uno habría pensado que esos recelos se habrían apagado. ¿Cómo explicarían esto y cuál creen que es el ingrediente que falta para romper el estancamiento y conseguir que el Consejo de Seguridad esté a la altura de sus responsabilidades en Siria?
Coolen Rowley, el analista que comenta este discurso, dice cómo hasta la experimentada Albright se veía sorprendida por esa actitud tan directa de la directora de Amnistía Internacional y como ella y otros se mostraban escépticos sobre lo que se podría conseguir con un ataque a través de bombardeos como se hizo en Libia.
Esto es triste, que hasta los más experimentados responsables de guerras se muestren más cautos y cuidadosos en el tema de la guerra que una supuesta organización humanitaria, dice mucho sobre Amnistía y dice muy mal. Los miles de civiles muertos por el bombardeo de la OTAN y por los fundamentalistas islámicos que han invadido el país convirtiéndolo en una ruina social y económica parece que no suponen gran cosa para esta organización; llamándolo acción enérgica y olvidándose de sus desastrosas consecuencias para los derechos humanos y las vidas de muchas personas.
Tony Cartalucci, el experto analista político estadounidense, recuerda que Amnistía Internacional recibe financiación del Open Society Institute de George Soros, además del Departamento para el Desarrollo Internacional de Gran Bretaña y de la Unión Europea. Demasiados intereses y demasiados vínculos al mundo del poder y de las corporaciones como para esperar justicia y ecuanimidad en sus actuaciones. Y de hecho su comportamiento, como lo estamos viendo, lo delata claramente.
En el caso sirio ha seguido con su campaña y sus acusaciones, también, cómo no, contra Rusia: Rusia: no más excusas, plántate contra el baño de sangre en Siria, indicaba la organización. Cuando Rusia lo que ha hecho en realidad es pedir un diálogo para solucionar los problemas y a diferencia de otros países e instituciones también ha denunciado la violencia de los grupos islamistas armados. Pero no quiere caer en el error y en la locura que supuso la anterior actuación de las Naciones Unidas en Libia, que permitió el criminal y despiadado bombardeo de la OTAN.
Amnistía perversamente intenta tergiversar en torno a la violencia y malestar claramente fomentado por occidente dentro de Siria como de alguna forma el resultado del rechazo de Rusia a capitular ante otra intervención de la OTAN.
Una intervención, debe ser indicado, que seguro que va a crear una gran extensión de la violencia, divisiones étnicas y derramamientos de sangre a lo largo de Siria, además del saqueo por las corporaciones occidentales deseosas de ocupar el vacío cuando el poder nacionalista sirio sea quitado violentamente como fue en Libia.
Amnistía no habla de la financiación y apoyo exterior a los fundamentalistas que han entrado en Siria, algunos de ellos procedentes de Libia. Ni tampoco de la participación de los servicios de inteligencia estadounidenses, británicos o incluso israelíes en el proceso de desestabilización de Siria.
La respuesta al doble rasero e hipocresía de Amnistía Internacional cuando indica: «¿Cuántas víctimas más deben sufrir antes que Rusia tome una postura decisiva contra los crímenes contra la humanidad en Siria?», puede ser una pregunta más contundente todavía:
¿Cuántas víctimas más deben sufrir antes de que el mundo tome una postura decisiva contra Wall Street y Londres en su matanza global extendiéndose de Libia a Siria, en Irán, a lo largo de Irak y en las montañas y pueblos de Afganistán?
Me da la impresión que AI no va a hacer campaña contra esta barbarie mucho mayor y que tiene un claro causante.
¿AI defiende los derechos humanos o qué defiende? Atacar al débil y hacer reverencias y favores al poderoso no es propio de una organización humanitaria, sino de la servidumbre, con incluso implicaciones criminales.
Mikel Itulain
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