Atención abajo a la relación entre el CNI (que desgraciadamente es un brazo de la CIA en España) y esta trama. Que no nos vendan la historieta de que es un tema de las revistas de corazón.
Es una forma de desestabilizar el estado español.
Fuente: lne.es
Los alargados tentáculos de la red de tráfico ilegal de datos capitaneada por el asturiano Juan Antonio Rama Menéndez también llegaron al Principado. La trama vendía a empresas y aseguradoras informes confidenciales e historiales clínicos personales procedentes de centros de salud y hospitales de numerosas localidades españolas. Oviedo entre ellas.
La vertiente médica era sólo una parte más de la extensa cartera de productos que ofrecía la red de espionaje a sus clientes, en la que también se incluían datos sobre llamadas telefónicas entrantes y salientes, títulos de propiedad, informes de vida laboral, cotizaciones a la Seguridad Social o informaciones confidenciales sobre empresas. Para ello, el entramado contaba con decenas de soplones distribuidos por el Ministerio de Hacienda, la Policía Nacional, la Guardia Civil, el Instituto Nacional de Empleo, el Catastro, la Dirección General de Tráfico, grandes firmas eléctricas, agencias de viajes, Sanidad o la Seguridad Social. Hasta el momento, la Policía ha detenido o imputado a más de 150 personas relacionadas con una trama que espió a Telma Ortiz, hermana de la Princesa de Asturias; Ignacio López del Hierro, marido de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, o a la asturiana Susana Monje, presidenta de la constructora Essentium y tesorera del Fútbol Club Barcelona.
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La red de tráfico ilegal de datos encabezada por el asturiano Juan Antonio Rama Menéndez también mantenía estrechos vínculos con agentes del Centro Internacional de Inteligencia (CNI), a los que un grupo de sospechosos de pertenecer a la trama se refería con el nombre en clave de «Los ranas», según consta en el extenso sumario del «caso Pitiusa». El CNI es el organismo público que facilita al presidente del Gobierno informaciones de carácter secreto o confidencial de alto interés para el Estado. En la actualidad está dirigido por Félix Sanz Roldán.
La relación de integrantes de la red de espionaje con agentes del CNI quedó de manifiesto, según se desprende del sumario, cuando estos últimos contactaron con la Policía para interesarse por las detenciones de sus amigos y conocidos. Además, un pirata informático («hacker») argentino, Matías Bevilacqua, que trabajaba para la red, declaró al ser detenido que realizaba encargos «delicados» para el servicio español de inteligencia. A modo de prueba, facilitó a los agentes un número de teléfono asignado a «don Aquiles», nombre en clave de su enlace en el CNI, quien, posteriormente, confirmaría su relación con Bevilacqua.
Según consta también en el sumario, el experto informático argentino logró entrar en los ordenadores de las empresas Unilever y Minas de Río Tinto. La Policía se incautó de 140.000 euros en el registro realizado en la empresa en la que trabajaba. El «hacker» aseguró a los agentes que se trataba de dinero proveniente del Ministerio de Defensa, con el que estaba colaborando.
Además, en una llamada al policía local barcelonés Sergio Corcoles, interceptada por los investigadores del caso, su interlocutor afirma que había conseguido el número a través de un «amiguete del CNI», lo que hace suponer que Corcoles mantenía relaciones con el servicio de inteligencia y que, incluso, intercambiaba información confidencial con sus agentes.
Juan Antonio Rama, a la derecha, en una fotografía de vigilancia policial obtenida en Aranda de Duero
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