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sábado, 4 de mayo de 2013

La agresión de la OTAN contra la República Federal de Yugoslavia en 1999

por Milica Radojkovic-Hänsel

 
¿Fue objeto Serbia de una agresión premeditada en 1999? Para contestar esa interrogante, Milica Radojkovic-Hansel recurre a los documentos de la época, incluyendo una carta de Willy Wimmer [miembro del Bundestag y vicepresidente de la OSCE] al canciller alemán Gerhard Shroder. El análisis muestra que las exigencias de Rambouillet eran inadmisibles, para justificar así una guerra ya programada y preparada de antemano.
 
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Hace 14 años –después de las negociaciones de Rambouillet y de París, entre el 6 y el 23 de febrero de 1999– los medios de prensa internacionales informaron al público que «la delegación serbia no aceptó el acuerdo ofrecido y que lo calificó de “nulo e inválido”».
 
Los medios insinuaban que el llamado Grupo de Contacto para Yugoslavia apoyaba aquel proyecto de acuerdo. Aquella comisión se componía de 4 países miembros de la OTAN más Rusia, pero en realidad Rusia se negaba a aprobar la parte militar (anexo B) de aquel documento –hecho que los medios no mencionaron.
 
¿Qué sucedió realmente en Rambouillet y París y cuáles eran los términos precisos del «anexo B»?
 
La secretaria de Estado estadounidense de aquella época, Madeleine Albright, afirmó que «la parte militar del acuerdo era prácticamente el núcleo del acuerdo ofrecido en Rambouillet», el cual era inaceptable para la delegación de la República Federal de Yugoslavia.
 
Zivadin Jovanovic, el ministro yugoslavo de Relaciones Exteriores de aquel entonces, declaró el 6 de febrero de 2013, en entrevista concedida al diario de Belgrado Politika, que «en Rambouillet no hubo ni intento de alcanzar un acuerdo, ni negociaciones, ni acuerdo». La delegación yugoslava fue invitada a Rambouillet para que participara en las negociaciones con la delegación albanesa de Kosovo.
 
Al parecer es cierto que no hubo verdaderas negociaciones. Se puede llegar a esa conclusión a través de las diferentes posiciones expresadas por algunos representantes occidentales, como el entonces presidente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y el ministro noruego de Relaciones Exteriores.
Imprescindible documental para conocer lo que ocurrió en Yugoslavia (inglés)
 
La información parcializada de la prensa occidental y las afirmaciones también parciales de los políticos occidentales sobre «el fracaso de las negociaciones como resultado del rechazo del documento político que demanda una amplia autonomía para Kosovo» por los representantes de Yugoslavia en realidad buscaban preparar a la opinión pública para una agresión militar de la OTAN, agresión ya planificada para octubre de 1998 pero que, por razones evidentes, se pospuso hasta el 24 de marzo de 1999.
 
La único cierto es que la delegación yugoslava solicitó repetidamente –como puede verse en los mensajes escritos transmitidos a los negociadores durante las conversaciones– el inicio de negociaciones directas entre las delegaciones de Yugoslavia y de Kosovo.
 
Se trata de un hecho que puede comprobarse a través de los documentos oficiales. El representante de Estados Unidos en esas conversaciones, Christopher Hill, afirmó en su respuesta a aquellos pedidos que la delegación de Kosovo «no quería negociaciones directas». «Así que estaba claro para todos nosotros que el diálogo directo no convenía a los americanos [estadounidenses] y que era esa la verdadera razón por la que el contacto directo no tuvo lugar», declaró Jovanovic. Y agregó: «No resulta creíble que en una situación en la que los americanos hubiesen querido realmente [que hubiese] negociaciones directas, la delegación de Kosovo no aceptara ese pedido.»
 
Los medios de prensa mundiales y los representantes occidentales dieron intencionalmente a conocer una mala interpretación de la supuesta negativa de Yugoslavia ante «el establecimiento de tropas para mantener la paz en Kosovo».
Pero, ¿qué son las «fuerzas de paz» en la práctica internacional y en derecho internacional? En la práctica internacional se trata de las tropas dirigidas por las Naciones Unidas (los llamados «cascos azules»), son tropas que los países miembros de la ONU ponen a la disposición de esa organización. No son tropas de la OTAN.
 
Para entender lo que llevó a la República Federal de Yugoslavia a rechazar la parte militar del documento presentado en Rambouillet es necesario leer su contenido:
«(I) El personal de la OTAN tendrá, al igual que sus vehículos, navíos, aviones y equipamiento, paso libre y sin restricciones así como acceso total en toda la RFY, incluyendo el espacio aéreo, las aguas territoriales asociadas y todas las instalaciones;
(II) Se dispensará al personal de la OTAN, en toda circunstancia y en todo momento, de la jurisdicción de las Partes con respecto a toda violación civil, administrativa, criminal o disciplinaria que pudiese cometer en la RFY;
(III) El personal militar de la OTAN tendrá normalmente que portar uniforme, podrá poseer y portar un arma;
(IV) Las Partes deberán, en respuesta a un simple pedido, conceder todos los servicios de telecomunicaciones, incluyendo los servicios de difusión, necesarios para la Operación, tal y como se definen por parte de la OTAN. Esto incluirá el derecho a utilizar los medios y servicios necesarios para garantizar una capacidad total de comunicación y el derecho a utilizar con ese fin el espectro electromagnético de forma gratuita;
(V) Se autoriza a la OTAN a detener individuos y a entregarlos, tan rápidamente como sea posible, a las autoridades interesadas.»
Los medios de información de Europa, sobre todo los de los países miembros de la OTAN y los representantes de Estados Unidos y Europa ocultaron el contenido de este documento militar mientras reprochaban a los dirigentes serbios y al presidente yugoslavo «una falta de cooperación con los esfuerzos por encontrar una solución pacífica». Al igual que Rambouillet, «la Conferencia de París no fue una reunión en la pudiese verse un “esfuerzo” serio por llegar a un entendimiento, negociaciones, negociaciones o un acuerdo». El enviado estadounidense Christopher Hill exigió a la delegación yugoslava que se limitara a firmar el texto que él mismo había elaborado y puesto encima de la mesa, «según el principio “Take it or leave it” [“Lo toman o lo dejan”]», explicó el ex ministro Zivadin Jovanovic.
 
Además de las numerosas condenas del proyecto de acuerdo que expresaron diversos expertos en derecho internacional, la opinión del es secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger sobre ese documento apareció publicado en una entrevista concedida el 27 de junio de 1999 al Daily Telegraph de Londres. Kissinger declaró:

domingo, 23 de septiembre de 2012

Cataluña




Explicacion del independentismo catalán según la prensa inglesa:

"There is considerable antipathy in Spain towards the Catalans, who are widely perceived as rich, spoilt, constantly complaining and forever playing the victim. Catalans are, understandably, hurt by this."

The Guardian, 11-9-2012


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