viernes, 17 de agosto de 2012

“Cómo llegué a odiar a los españoles”, el testimonio de un alemán en ‘Die Welt’

Continúa la demonización de la sociedad española. La prensa, siguiendo la línea que le mandan sus dueños, los bancos, continúa el ataque a todo lo que tiene que ver con la sociedad española, no sólo en el extranjero, sino sobre todo en nuestra misma nación, donde muchos de españoles han interiorizado ya dichas ideas. 

Al final nos encontramos con que al mismo tiempo que los bancos nos saquean, la prensa nos convence de que la culpa es nuestra.

Fuente: El Confidencial


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El último episodio de este vía crucis por los rotativos internacionales es un artículo publicado en ‘Die Welt’, uno de los diarios más leídos en Alemania, quizás el país donde es más deseable una imagen positiva de España. El texto se enmarca dentro del 40º aniversario del billete de tren Interraíl, que permite desplazarse por todo el continente europeo y consiste en los recuerdos de un verano de 1988 en el que el autor aprendió “a odiar a los españoles” a pesar de que recorrió también otros países a los que no dedica ninguna mención negativa.

En el artículo se relata como el protagonista llegó sin problemas desde Alemania hasta Lisboa con el billete Interraíl, pero cuando le llegó el momento de encontrar medios para regresar comenzaron sus problemas. “Nunca olvidaré las taquillas de la estación de Huelva”, asegura, antes de relatar cómo los españoles le parecieron groseros e irrespetuosos.

Las quejas del viajero alemán se centran en el comportamiento social que observó en los españoles y en su absoluto desconocimiento del idioma inglés. “La cola de la taquilla era hostil, no se ponían en fila sino más bien al lado unos de otros”, recuerda. “Pronto se me colocó al lado una señora que había llegado claramente más tarde que yo y un hombre vino a decirme que la mujer estaba primero. Intenté explicarle en inglés que yo había llegado antes, pero él se limitaba a gritar mucho y a gesticular formando un gran grupo a nuestro alrededor”.

El autor denuncia también el ‘provincianismo’ español y desprecio que sintió por ser extranjero, al asegurar que finalmente quedó “como el idiota que se atreve a viajar por España sin hablar español”, como si eso fuera “una provocación”. Más tarde pudo hablar con otro viajero alemán que había presenciado la situación que le señaló que en su experiencia “si eres turista estás en el escalón jerárquico más bajo”.

En contraposición, el resto del artículo relata experiencias con ciudadanos de otros países que sí resultan positivas y asegura que después de tratar con los onubenses no volvió “a sentirse reconciliado con la vida” hasta que conoció a una pareja de franceses que compartieron con él su comida y le trataron con amabilidad. A modo de resumen, señala que en su viaje aprendió a que le gustaran los franceses y los portugueses y “a odiar a los españoles

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