Nos llevan a donde quieren. Cientos de miles de españoles han oído los pasados dias 29 y 30 de marzo un montón de noticias sobre los supuestos actos violentos protagonizados por Guillermo Toledo. Los tertulianos se han sentido a gusto criticando sin freno todo lo que tiene algo que ver con él.
Curiosamente Esperanza Aguirre alertaba el día anterior a todos los madrileños sobre los actos violentos que iban a protagonizar los piquetes. Su aviso se cumplió únicamente con este caso de un bar de Lavapiés, que enmarañó a Guillermo Toledo. Curioso.
Algunos detalles sobre el tema (Fuente: El Pais)
Primero. La primera información sobre el arresto era falsa. A posteriori, se convirtió en real. Toledo fue detenido casi 24 horas después de que el piquete llegara al bar, a última hora de la noche siguiente, y después de que una información atribuida a fuentes policiales o del Ministerio del Interior lo diera por arrestado desde las seis de la mañana.
(¿Quién maneja hilos que mueven las noticias de los medios y las posibles detenciones, ambas cosas con éxito?)
Segundo. El denunciante, Rafael Contreras, (dueño del bar) dice que no conocía con anterioridad a Toledo, pero que algunos de los clientes del local le dijeron que estaba al frente del piquete. Más tarde, en sede policial, reconoció su foto.
Tercero. Los piquetes, pintaron un “esquirol” en la fachada, dieron patadas a sillas y a mesas, usaron el extintor de incendios y bajaron las persianas. Sobre estos desperfectos parecen coincidir todas las versiones. Pero el dueño del bar aseguró en su denuncia que, además, el grupo rompió "sillas, mesas, vajilla y los grifos de cerveza”. Estos daños no fueron acreditados ante el juez ni con fotos ni con testigos. El dueño asegura que lo arregló todo esa misma noche. Al día siguiente el bar estaba en perfecto estado.
Cuarto. Willy Toledo estuvo esa noche en Lavapiés como piquete. Pero, ¿cuál fue su implicación? El dueño del bar, en conversación con este diario, y ante la pregunta de qué vio hacer exactamente al actor, dice que alentaba a los violentos. ¿Dentro o fuera del local?, se le pregunta. Se enfada, siente que se está cuestionando su versión, y no hay respuesta. Mohamed, un cliente, asegura que el actor en ningún momento entró en el bar y que no vio ninguna actitud agresiva por su parte. Otra de las vecinas del barrio, Inma Garrada, que desde su balcón pudo observar todo lo que pasaba, dice que el grupo que formaba el piquete era enorme –coincide en este punto con Mohamed-, con mucha gente del barrio, y que en su inmensa mayoría estaba tranquilo. “A Willy Toledo lo vi, porque como es alto se le ve enseguida, pero no estaba ni cerca del bar. Estoy totalmente segura de que no entró ni animó a nadie a ser violento”. El dueño del local discrepa.
Quinto. El actor pasó la noche en el calabozo. Después de un día entero con informaciones y desmentidos sobre su detención, con las pruebas existentes –básicamente, la denuncia del dueño del bar-, la policía decidió no solo llevarlo a comisaría sino mantenerlo detenido hasta que, al día siguiente, lo puso a disposición del juez. El actor y su entorno cuestionan que esta medida fuera proporcionada, dado que los hechos ya habían sucedido y que no había ninguna razón objetiva para sospechar que Toledo, sin antecedentes penales, no fuera a comparecer ante el juez cuando fuera citado para ello. Argumentan que la detención es una medida cautelar penal que solo debe usarse cuando sea estrictamente necesario, y se plantean si, en este caso, no se llevó a cabo solo para hacer real un arresto ya anunciado.
Sexto. El juez consideró que no tenía sentido la petición del fiscal de prisión provisional y aseguró que no había pruebas de nada. El juez de guardia de Plaza de Castilla al que tocó decidir sobre si Toledo debía o no ir a la cárcel como preso preventivo, dictó un auto denegando la medida solicitada por el Ministerio Público. El magistrado Marcelino Sexmero dice que no hay “indicios suficientes de la comisión de un delito contra los trabajadores, ya que ni la propia policía ha reseñado en el atestado los empleados coaccionados ni ha tomado declaración a dichos posibles trabajadores, constando solo la declaración del propietario del local”. Sobre los daños en el local asegura que su “realidad no está aún acreditada”. Afirma que la petición de prisión preventiva es “desproporcionada e inadecuada”.
Vuelvo a recomendar el libro de Philip Agee "El diario de la CIA" para quien quiera comprobar qué parecido tienen las actuaciones de la CIA en Sudamérica en los años 60 y 70 con las cosas que pasan ahora mismo en España.
El arresto de Toledo se parece un poco al derribo del WTC-7, del que la BBC 'informó' antes de tiempo...
ResponderEliminarun detalle importante que la prensa lo supiera antes de que ocurriera
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